Villar ha cogido el toro por los cuernos y ha llevado la situación al punto de máxima estabilidad posible. Deja a Sáez en buen lugar y al tiempo mantiene la puerta abierta a una comisión responsable de la elección del nuevo seleccionador. Confieso que desde que leí la portada de MARCA, “Necesitamos un Sabio”, tuve la percepción de que habría unanimidad en seguir el tirón marcado por mi director, compañero y amigo, (explosiva pero apasionante mezcla en ocasiones), Elías Israel. Y así fue. El fútbol español, en pleno, coincidió en apuntar a Luis Aragonés como la persona adecuada e idónea. El periodismo deportivo, tan desunido, tan enfrentado, tan sectario según cómo y desde dónde se mire, ha aplaudido la idea de MARCA y se ha manifestado de acuerdo. Me pregunto también si, cuando lleguen los tiempos del fracaso o la desilusión, tendrán que dimitir con el seleccionador todos los directores de los periódicos y los columnistas que hemos compartido sus ideas o bastará con la de los inquilinos del banquillo nacional. Tal parece que los tiempos estén cambiando y esa vía de consenso, esa “gran sentada” que Luis ha propuesto, aporte el camino de salvación de un país que requiere una identidad para su fútbol. Villar ha afrontado la realidad como un hombre de bien, ha dejado fuera de combate a los cuatro frustrados que intentan acaparar el poder provistos de mucho rencor y pocas ideas y se ha plantado, brazos en jarra, camisa remangada, en medio del país para decir ‘basta ya’. Luis resulta el seleccionador más adecuado y Villar el presidente más valioso. Sólo quien no le conozca puede dudar de su honradez y de su capacidad. Espero y deseo que el rencor y la envidia que llegan por la vía de servicio no alteren la paz y la armonía que se respira, a día de hoy, en el seno de nuestro fútbol. Luis, y el equilibrio manifiesto que proporciona Michel, tanto en inexperiencia como en locura por el balón, tiene la llave. Una llave que debe entregarle Ángel María Villar. Tienen pinta de hacer un magnífico equipo..