15 Ago, 2004

Honor y Honradez

Está claro que hemos asignado a los futbolistas españoles una valoración inexacta. Hemos sobrevalorado a los profesionales que nos deleitan enla Ligade las Estrellas y nos hemos estrellado con el nombre de España sobre la mancha roja de veinte mil camisetas. Somos el Pupas CF resucitado de entre los muertos en la memoria de don Vicente Calderón. Hemos sido un equipo desastroso, incapaz de ganar a Grecia y de plantarle cara a Portugal, que es una selección aparentemente inferior a la nuestra. La culpa es de los futbolistas. Aquí, Iñaki Sáez no pasa de ser una anécdota, aunque su continuidad signifique sólo más críticas a Ángel Villar. Los jugadores han dado una imagen excelente en las fotos prepartido, unidos y abrazados, hasta hacernos creer que formaban una piña. Luego, tras el rotundo fracaso de su juego, ha regresado cada uno por su cuenta. Ya lo hicieron después del Mundial de Francia-98. España está desilusionada. ¿Quién ofrecería ahora 18 o 20 millones de euros por Xabi Alonso, Joaquín o Vicente? Los que pedían a Torres, a Alonso, a Joaquín y a Valerón los tuvieron contra Portugal. ¿Qué pasó? Que faltaron esfuerzo, valor y arrojo. Para el Mundial de Alemania habrá que repensar si Raúl está para soportar ochenta partidos al año y habrá que dar tiempo a que los niños que la prensa pedía crezcan y se hagan hombres. Siento una desilusión interior enorme, producida por futbolistas que no han sabido responder en trabajo ni en calidad a las expectativas que habían levantado en la calle con sus contratos millonarios, con su look fashion y sus noches de adolescentes calientes, como si las hubieran inventado ellos. Les gusta lo mismo que nos gusta a todos. Sólo que, a los demás, nos obligan a hacer bien nuestro trabajo y, si no sale bien, nos ponen en la calle. A ellos, no. Perder les importa muy poco. Y, mientras tanto, los periodistas les seguimos riendo las gracias para que no veten nuestros medios, para que no nos nieguen entrevistas y sigan despreciando nuestra labor como si fuéramos una epidemia de cólera. No han respondido ni al honor ni a la honradez del pueblo que los sigue. Y eso se paga.