Toño Sanchís y Alfonso Aguado fueron Los Inhumanos, grupo musical de los años ochenta que arrasó con canciones tales como “Me duele la cara de ser tan guapo” o “Qué difícil es hacer el amor en un Simca 1000”, que debía, además, de ser verdad.

Una noche de buen vino y de mejor compañía, que diría Carlos Goñi y su Revólver, decidieron registrar una canción que recorría los estadios del mundo: “A por ellos, oe, a por ellos, oe, a por ellos, oe, a por ellos, e-o-é”, era el grito de guerra para resucitar resultados en contra para cualquier afición. La registraron y en torno a ese estribillo compusieron una canción para el Mundial de Alemania.

Sin duda, estamos ante el himno del Mundial. Música pegadiza, un estribillo sencillo y comercial, tonos alegres y caña para cantar en cualquier campo de fútbol durante un partido. Toño y Alfonso son ahora “El Capitán Centella” y se empiezan a convertir en la referencia del verano amenazando la supremacía cultural del Koala, constatada hace unos días en todos los bares de Juan Canalejo.

La canción se hace famosa porque la cantan, con inusitado vigor, los futbolistas de la Selección Española y un Luis Aragonés, con aspecto alegre, jovial y desenfadado. Lo que más me ha gustado es la imagen de equipo, la sensación de que, por fin, estos chicos se han esmerado para hacer algo juntos y cantan, saltan y brincan junto al seleccionador mientras Toño Sanchís, el capitán Centella, mueve los brazos escandalosamente hasta el punto de contagiar a Luis y convertirlo en adolescente.

Este verano se llevará el “A por ellos” y, si a los chicos de La Roja les da por hacer juntos algo más que cantar, ( por ejemplo, jugar y ganar partidos) tendremos un éxito arrollador. De momento, ya hemos visto una imagen alegre de la Selección. Ucrania, Túnez, Arabia, Francia, Brasil… ¿Quién dijo miedo? ¡¡A por ellos, oé!! (Y es mucho más cómodo que lo del Simca 1000, seguro)