2 Mar, 2016

La era Messi

El Barcelona es el mejor equipo del mundo y Messi es el mejor futbolista del planeta. Creo que ya nadie tiene dudas en cuanto a estos datos, que se ven confirmados cada semana, cada mes, cada temporada. Cristiano Ronaldo ha tenido la mala fortuna de coincidir con el argentino en el tiempo y en el espacio. Y al Real Madrid le ha tocado enfrente el mejor Barca de la historia. No es el Barcelona de Guardiola, ni de Tito ni de Luis Enrique, ni siquiera el de Johan Cruyff. Es el Barcelona de Messi y eso significa luchar contra un imposible.messi

Leo ha barrido en todos los frentes y nos encontramos ante un futbolista maravilloso, que gana y hace ganar, que juega y hace jugar, que busca el gol y lo comparte y que, especialmente, aparece siempre que el equipo lo necesita. Es el hombre que mira a todos porque sabe que todos lo miran a él. Contra eso, no basta enfrentar a otra estrella sino crear un modelo que sus rivales, por cierto, siempre tuvieron. A veces, la filosofía de un club cae en desuso y comienza el sufrimiento. Messi no es producto del dinero sino del criterio, de la planificación y del control, del trabajo diario sobre una manera de entender el fútbol, como es la que aportó al fútbol Johan Cruyff, y hace falta mantenerlo en el juego con tácticas y conceptos que favorezcan su explosión, como hicieron todos sus entrenadores. Pero la clave es él. Leo.

El Atlético le sigue la estela porque hay un orden establecido desde Simeone hacia todas las esquinas del club. Cholo es el Messi rojiblanco, el que estructura, el que vertebra, el que une, el que ordena con una simple mirada. ¿Quién es el Messi de otros equipos?  A su manera, Marcelino tira de galones en el Villarreal, Emery en el Sevilla o Berizzo en el Celta. Incluso, Víctor en el Depor impone sus condiciones sobre el colectivo. Ancelotti lidero el Madrid de forma generosa, liderazgo horizontal. Pero en los campos no hay ningún Messi. Hay Messis de banquillo pero no de hierba. Y eso marca las diferencias y la época. Estamos en la era Messi. Ni Suárez ni Neymar ni nadie. Sólo él, Leo, su chispa, su talento, su sabiduría. Debemos sentirnos felices porque nos ha tocado verlo jugar. Otros vieron a Kubala, Di Stéfano, Luis Suárez, Pelé o Amancio. Los niños de hoy quieren ser Messi.