20 Jun, 2013

Isco Alarcón, el arte.

Hace bastantes años, quizá seis o siete, que alguien pronunció su nombre. Es pequeño, maneja bien el balón, goza de una extraordinaria visión de juego, su calidad se mide por toneladas y disfruta de una relación apasionada con el gol. Tanto desde lejos como dentro del área, allí donde se reparte la cera, este malagueño está casado con la victoria.ISco_2591821b

Ha hecho una carrera de enorme regularidad, con la discreción que sólo saben descubrir los grandes ojos de los que, en verdad, saben de fútbol. El Málaga apareció con seis millones de euros en Valencia y alguien lo dejo marchar por tan escasa cifra. Un par de años antes, un exfutbolista argentino de tronío y calidad, Miguel Ángel Adorno, lo había escrito en un informe, cuando Isco era sólo cadete. Junto a sus impresiones, Adorno, apodado por sus más próximos “El Ruso”, firmó sólo dos palabras: fichar ya.

Sin embargo, el club para el que trabajaba Adorno, no lo ficho Alguien dijo que, como Isco, había cien en su ciudad deportiva. La vida demuestra que no había tantos. Exactamente, aquel hombre que no supo entender la magia y el arte mezclados con una pelota, se equivocó porque, como Isco, en su club no había ninguno. Y sigue sin haberlo.

Manuel Pelegrini es uno de los mejores entrenadores que he conocido en mi vida. Aprecié muchísimo su labor extraordinaria en el Villarreal. Llevó al club a un nivel de organización y de futuro hasta convertirlo en ejemplo a seguir. El ingeniero chileno descubrió a este Isco Alarcón de fantasía y supo darle el lugar adecuado en un Málaga milagroso. Ahora, dicen, lo quieren el Manchester City, el Bayern de Munich y el Real Madrid. Se lo disputan los grandes, los ricos, los poderosos.

Isco, además, es líder de la Selección Nacional, sub-21, y ha demostrado que sabe jugar como los bajitos mayores, que da el nivel de los grandes. Hay jugadores que llaman a la puerta y otros, como Isco, que las derriban a base de fútbol de alta escuela. Dicen que se parece a Xavi pero yo lo veo más Iniesta. Y, sobre todo, lo veo Isco. Igual que Adorno lo vio en 2007.