La FIFA acaba de extender a nivel mundial la sanción a tres futbolistas, condenados por las asociaciones nacionales de Inglaterra y Eslovaquia. En el caso inglés, se imputa un delito de estafa y en el eslovaco el de amaños de varios partidos. A estos dos últimos futbolistas, les fue impuesta una inhabilitación de dieciocho y veinticinco años, respectivamente. No podrán actuar en ningún país del mundo vinculado a la FIFA.
De un tiempo a esta parte, el fútbol ha venido sufriendo la invasión de una serie de empresas que se enriquecen con el juego sin poder controlar que los jugadores de un deporte se conviertan en parte activa del juego de estas empresas. No sólo el fútbol sino el tenis y otros de carácter individual, que se prestan a la trampa con más facilidad, sufren la pesadilla. Las apuestas en Internet han entrado en el deporte y nadie es capaz de ponerle puertas blindadas a esta corrupción que no por escasa, y de nula incidencia en las grandes competiciones, deja de ser preocupante.
En este sentido, es de agradecer la lucha y el esfuerzo que viene realizando las primeras instituciones del fútbol mundial, FIFA y UEFA. Al frente del Comité de Disciplina e Integridad de esta última, se encuentra un prestigioso jurista coruñés, el Dr. D. Emilio García Silvero, de reputación excepcional en el mundo del derecho deportivo. Su trabajo resulta harto edificante y ejemplar.
No sabría, desde la modestia de esta pluma, cómo poner coto a estos desmanes, que juegan con los más humildes, que provocan a los que menos ganan, incluso a los que no cobran, con sumas escandalosas. Quizá debamos plantearnos alguna prohibición en la cesión del nombre de clubes y profesionales, que eviten el deterioro de la buena imagen del deporte. Si entre todos somos capaces de erradicar esta lacra, habremos dado un paso hacia delante de grandes dimensiones. Si nos quedamos por detrás de los capos, nos espera un futuro pobre y entristecedor. La sombra de duda causa tanto daño que pone en solfa la limpieza de la competición con mucha más gravedad, o igual cuando menos, que el dopaje. Una sociedad moderna debe alejarse de las mafias y de sus apaños. Y eso empieza en la conciencia de cada uno, de cada deportista. No hay corruptor sin corrupto al alcance de la mano.