Llevo años pensando cómo hacerme mucho más rico que mis compañeros de profesión. Es difícil porque siempre tengo detrás miserables periodistas que van diciendo por ahí mentiras sobre mí. Así que decidí compensarme con una pequeña cantidad de dinero, una nimiedad, apenas representa el uno por ciento del presupuesto de la sociedad a la que tanto amo y a la que tanto tiempo dedico de manera desinteresada. No llega a los ciento cincuenta millones de pesetas, apenas ochocientos mil euros para remunerar un esfuerzo como el mío. Llego muy tarde a casa, apenas disfruto de mi familia y casi no tengo amigos porque me falta tiempo para darles todo el cariño que llevo dentro. Todo mi amor es para mi empresa, a la que cada año amo más. Cada temporada subo el presupuesto una porrada de millones pero casi no me llega para nada, y aunque también suba mi uno por ciento de sueldo- qué tontería, ¿verdad?-me veo obligado a pedir dinero a los bancos y caixas y a vender empleados míos que terminan trabajando para otros. Ahora se me ha ocurrido ampliar el capital, que los seguidores, el alma de la empresa a la que sirvo, pongan unas pesetillas, unos eurípides, cuarenta mil durillos de nada, para que yo pueda seguir ganando mi sueldecito. Les digo que no podemos morir como el Leeds pero ellos no saben dónde queda Leeds ni lo mucho que significa para el fútbol mundial. Por eso, queridos Reyes Magos, quiero pediros que traigáis a cada accionista y seguidor del Deportivo, que así se llama mi modesta empresa, una enciclopedia donde aparezca esa ciudad inglesa y así se crean de verdad lo que les digo. Y que aparezcan también Caixa Galicia, Caixa Nova, el Banco Gallego y todos aquellos que puedan darles créditos para que yo amplíe capital, bueno no yo sino la empresa. Yo, queridos Reyes, siempre me conformaré con el uno por ciento, así que en verdad no os pido para mí… Prometo seguir portándome muy bien. Fdo.: Augusto”